"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

viernes, 2 de marzo de 2018

Armo palabras


Armo palabras como si fueran de luz, sin embargo, hoy volvió la noche. Paro el viento, dejo que mi pelo se mantenga suspendido mientras cientos de aves se quedan clavadas en el cielo con sus alas abiertas, sin embargo, una mujer dobla la siguiente esquina y desaparece de mi vista. Río, dicen que la risa es un buen medicamento, y cada carcajada se convierte en un verso, un poema que habla de amor, hasta que el olvido escribe el último verso. Miro mi cielo, cuento estrellas, hoy hay una menos. Vuelvo a escribir las mismas palabras que he escrito una y otra vez, como si fuese un castigo que nunca acabo de cumplir. Si mañana tengo tiempo, lloraré. La noche ya está aquí, trae su escoba, y barre el olor de todas las pieles, se lleva la risa, guarda en sus cajones caderas, pechos, deseos cumplidos y los que nunca se cumplirán, y hace un pacto con el recuerdo que nunca son capaces de cumplir. Puede que en algún lugar alguien llore sobre mi alma. Mañana será otro día. Pero el día es siempre el mismo en este páramo donde hoy no hay nadie que dé cuerda a los relojes ni mida las distancias. Abro un grifo, una gota de agua cae y se queda suspendida a dos centímetros. En ella, el reflejo de mis ojos y de una lágrima que refleja la gota en una eternidad de juego. Si mañana tengo tiempo, lloraré. Cojo mi cuerpo y tristeza, la cama puede que sea un buen aliado. A uno lo acuno, como si fuese un niño, como si fuese un ángel. La otra se sienta a los pies de la cama y mira como cierro los ojos por si la luz se escondió en mis parpados. El silencio me toma de la mano y me hace caminar hacia otros mundos. Me mira, sonríe. Sus labios son de plumas y hace intención de hablarme. Le tapo la boca con la mano y le susurro “mañana será otro día”.

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Sueño

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